sábado, 27 de diciembre de 2008

NIKÉ!

Krónicas Philemonianas II.

Batalla DBMM 300, librada el 20 de diciembre en Alpha Ares.
Se enfrenta mi Macedonio Imperial (II.15) vs la Condotta Italiana de Josep (IV.61)
Un día soleado de primavera, perfecto para la batalla.
Antes de entregar la pluma a nuestro amigo Philemon para que nos cuente en su krónica cómo vivió la batalla, quiero hacer mi pequeño análisis de lo que fue un claro ejemplo del “modo occidental” de hacer la guerra.
Planes y despliegue
La batalla se presentaba muy interesante, por fin podría medirme con un ejército enemigo de características semejantes a las del mío. Un rival “occidental”, regular, disciplinado y muy duro. El tamaño de los ejércitos iba a ser muy parecido y, a pesar de los 17 siglos de distancia, la única diferencia clave entre los dos sería la presencia de los elefantes macedonios. Mis falangitas bien podrían ser piqueros suizos y la caballería de los Compañeros, unos Kn sin el blindaje de los italianos.
Yo me esperaba una gran masa de Kn(O), un mando de infantería basado en Bw(X) y otra fuerza de LH. Mi tropa debía tener evidentemente una fuerza de picas a la que reforcé con unos hoplitas Sp y los agrianos Ps(S). Organicé un pequeño mando de caballería ligera y un mando de choque con 5 Kn(F) y 3 Ele. Decidí incluir el máximo de Elefantes con la idea de que podrían pegar duro a los caballeros italianos ya que mis Kn(F) serían ligeramente inferiores a sus rivales.

Imaginaba la batalla en un frente estrecho, con las masas de Kn enfrentándose mientras las infanterías se bloqueaban mutuamente.El despliegue del terreno acabó provocando un campo de batalla dividido y mucho más estrecho de lo esperado, lo cual condicionó mucho el despliegue italiano que además iba a usar un campo atrincherado. Mi sorpresa fue comprobar que la condotta se presentaba a la batalla con menos Kn de los esperados y con mucha LH.

Ambos desplegamos con prudencia, muy retrasados y, en mi opinión, la presencia del campo atrincherado resultó más una barrera para sus defensores que para mí.
El escenario estaba preparado para un enfrentamiento letal, caballería pesada y ligera contra picas, elefantes y mis propios compañeros. Pero existía un desequilibrio fundamental, iba a concentrar 2/3 de mis fuerzas contra la 1/2 del enemigo.




Iba a ser una batalla rápida y directa. Un choque brutal en el que el primero en ceder quizás no tendría ocasión de rehacerse.

Éste es el mapa general de los movimientos de la batalla.




La Krónica de Philemon
"El sol ya estaba alto en el cielo y los cuervos planeaban sobre los olivares presintiendo la matanza. Hacía dos días que estábamos allí plantados y los fiambres de algunos escaramuzadores se hinchaban al sol plagados de moscas.
¡Qué tierra aquella Italia! Nos la habían vendido como el paraíso y llevábamos seis meses jugando al ratón y al gato entre montañas, olivares y viñedos. Aquellos italianos, forrados de acero, sólo combatían cuando les sonaba la bolsa.

Pero por fin estaban allí. Una pequeña llanura, de pasto verde y los malditos olivares. Apenas podíamos desplegar la falange. Lo elefantes formaban en columna a nuestro lado y los escitas e hipakontistas se escondían entre los olivos.

Al fondo se veían las trincheras italianas, las puntas relucientes de lanzas, los grandes escudos o pavessi creo que los llaman y un carromato con una cruz gigantesca que no imaginábamos para qué podía servir. Los exploradores habían informado de que también tenían un artilugio extraño y amenazador y hornos que fundían bolas de hierro.

No nos apetecía acercarnos a aquellas trincheras.



Por la izquierda, desde un pequeño valle encajonado aparecieron dos columnas de caballería enemiga. Unos iban cargados de armaduras de acero gris y llevaban plumas que hasta a nuestros hoplitas parecieron enormes. Incluso sus caballos destellaban con el metal que llevaban encima. Eran unos caballos magníficos, enormes y fuertes para soportar todo ese peso. Se movían pesadamente, directamente hacia nosotros.

No era cuestión de hacerse esperar y Ptolomeo, nuestro general, dio la señal de avance general, agité mi estandarte y mis colegas respondieron desde sus posiciones. Las falanges de picas avanzaron a toda marcha manteniéndose pegadas al olivar de su izquierda. Los hoplitas quedaron atrás cuidando el campamento y nosotros avanzamos en dos columnas, apuntando al enemigo. Tan pronto pasaron las picas, la caballería ligera galopó hacia la derecha para evitar que una salida desde el campo atrincherado nos fastidiase el postre.



Todos convergíamos hacia el mismo punto y apenas podíamos desplegar. Además, al avanzar nos dimos cuenta que nos acercábamos peligrosamente a las trincheras enemigas, si salían de allí nos darían un disgusto. Ptolomeo ordenó que dos brigadas de compañeros saliesen de la formación y observasen la derecha. Realmente teníamos la sensación de meternos en una boca de lobo.

Pero no hubo tiempo de pensar mucho, en aquel instante empezó el cántico de ataque de la falange, marcando rítmicamente A-LE-XAN-DROS-A-LE-XAN-DROS, bajaron las picas y se lanzaron hacia las filas de caballeros pesados italianos para acabar con un sonoro NIKE!! cuando las primeras picas chocaron con el metal enemigo.



El espacio era tan reducido que la falange de hipaspistas quedó atrás para dejar espacio a los elefantes. Los dos de cabeza, Indo y Rhodo, se lanzaron contra el extremo de la línea de caballeros.

La batalla fue muy rápida y confusa. Los caballeros cayeron aplastados por los elefantes pero en cambio resistieron inexplicablemente a las picas. La línea se rompió avanzando y retrocediendo como una ola. Perdimos una brigada de piqueros. Nosotros seguíamos avanzando hacia la caballería ligera enemiga pero no pudimos impedir que su primera brigada alcanzase a Indo, nuestro elefante de cabeza. Recuerdo que en aquel momento me giré para mirar por encima del hombro. Quedé aterrado, el gran carromato estaba casi en nuestra retaguardia y una columna de caballería enemiga y psilois estaban en nuestro flanco, sólo las dos brigadas de compañeros nos protegían.

Por fin cargamos de frente a la LH enemiga y dividimos su columna. Indo resistió la carga de la LH, contraatacó y la derrotó, fue un momento grave, por fin la suerte nos acompañaba. También una de las falanges pudo por fin doblegar una unidad de Kn enemiga.



Pero el clímax de de la batalla estaba por llegar. Tuve un último momento para volver a mirar atrás. Nuestras brigadas habían frenado la caballería enemiga y una humilde brigada escita había detenido a su vez al carromato. Según me contaron después, ¡la peste horrorosa de aquellos montañeses salvajes había espantado al tiro de caballos italiano! Vivir para ver.

En aquel preciso instante se produjo el choque final. Los condottieri lanzaron un ataque casi desesperado. Toda su caballería avanzó sobre nuestras picas, su LH atacó de frente y flanco a nuestra brigada de cabeza, la de los tracios, y a la que iba delante de nosotros. Pero el general enemigo, al que distinguíamos por sus enormes plumas, se lanzó valerosamente sobre Indo. Era muy peligroso para el italiano, pero también para nosotros. La posición de Indo era muy mala, no podía retroceder y si perdía el combate podía ser catastrófico.



En unos minutos de brutal combate nuestra brigada de tracios fue aniquilada y otra unidad de piqueros también cayó bajo los caballeros enemigos.

Pero a pesar de todo, la diosa de las batallas nos sonreía, justo ante mí, pude ver como la segunda brigada de compañeros derrotaba a la LH enemiga y a mi izquierda observé como el general enemigo era golpeado por la trompa y caía bajo las poderosas patas de Indo.



Un clamor brotó por encima del estruendo de la batalla y toda la línea enemiga se detuvo. Indo avanzaba por la retaguardia de los caballeros que titubeaban. Casi simultáneamente el estremecimiento se extendió a la caballería ligera que teníamos al frente, cuyas monturas caracolearon nerviosas.

Nos disponíamos a devolver la carga con intención de aniquilarlos cuando apareció al galope un jinete solitario que se dirigió directamente a nosotros con gesto de paz. Ptolomeo alzó la mano para que se le permitiese acercarse y ante nuestra estupefacción nos saludó noblemente. No tenía sentido seguir derramando sangre y pedían condiciones para poder retirar el ejército.

Un gran rival estos condottieri. Nobles y civilizados. Sin duda habríamos de volver a pelear otro día, pero esa será otra historia."

Hasta aquí el relato de Philemon.
Efectivamente la batalla se resolvió en con un combate letal y decisivo. Para el mando central enemigo la pérdida de 2 Kn y de su CinC resultó fatal, rompiéndose automáticamente. La desmoralización de la derrota se extendió a sus vecinos de la caballería ligera que ya acumulaban dos bajas. Al sumarles la pérdida de +2ME para ese turno, se rompieron también lo que llevó a la derrota total italiana.

El combate entre Indo y el general condottiero fue decisivo (con ratios de +4 para ambos), si Indo hubiese muerto, habría matado a los Kn y al propio Ptolomeo que estaban en su zona de muerte y habría sido mi mando el roto. Hacía falta una combinación de dados de 1 y 6, pero en esta batalla ya había padecido esa suerte una vez y el cupo debía estar lleno.

Indo se ganó su condecoración.



Para finalizar, creo que tanto Josep como yo aprendimos mucho en esta batalla y que aunque sufrimos una gran tensión de combate también la disfrutamos enormemente.
Fue una gran batalla contra un gran caballero.

5 comentarios:

David Cantó dijo...

La verdad es que la posición de ese elefante era terrible. Tuviste suerte. ;)

Xavier Martí i Picó dijo...

Ese Indo creo que ese elefante se está acostubrando a l a carne de general. Cuidado, un día podría no distinguir el enemigo del amigo.

Erwin dijo...

Voy a pintar muescas en el mantón de Indo para representar a los generales que se ha cargado. jeje

En la batalla no fui consciente del peligro de que si moría arrastraba a las tropas traseras. No si Josep lo había visto, ya nos dirá.
Lo cierto es que más que tener suerte para ganar era tener muy mala suerte para perder. 1 a 36 probabilidades. Pero el riesgo estaba ahí.

Erwin dijo...

No me direis que el plano de flechas de la batalla no ha quedado chulo.
Parece una batalla blindada en el Ostfront, con los panzer (Kn y El) penetrando profundamente para lograr la decisión mientras las tropas motorizadas (LH) cubren flancos y la infantería (Pk) mantiene la línea del frente.
Ya se ma ha ido la pinza...

Xavier Martí i Picó dijo...

La verdad es que es un currazo de flechas ¡Qué paciencia!